Cada día estoy más convencido que dentro de poco habrá otra crisis económica gorda. Aún recuerdo cómo hace varios meses tuvo cierto bombo el caso de Deutsche Bank, que reflejó la no tan aparente debilidad del mercado financiero alemán, y que hace dos días, al parecer, volvió a sus andadas.
Y viendo este tipo de triquiñuelas, yo me pregunto:
¿Somos capaces de mantener un sistema económico así?
Porque, seamos honestos, no estamos hablando de cifras en orden de miles, sino que hablamos de miles de millones o incluso de billones (europeos). Por indicar un pequeño ejemplo, veamos la siguiente tabla:
Se trata de una tabla del año 2014, obtenida de ZeroHedge, un noticiario financiero, y contrasta tres bloques:
- PIB de Alemania.
- PIB de la Eurozona.
- Importe total de los derivados financieros (opciones, futuros, etc.) que tenía el Deutsche Bank en aquella época.
Y las cifras están en billones de Euros. Así que, a simple vista, podemos decir que el DB tenía como unas 25x el PIB alemán en derivados, y unas 6x el PIB de la Eurozona. Hmmm, ya. Y la pregunta que puede venirnos a la mente es: ¿Y dónde está todo ese dinero?
Pues la verdad es que es difícil de responder. Debido a factores como la mejora de las TICs, el omnipresente deseo de crecimiento sostenido del capitalismo, e incluso la falta de escrúpulos humana nos ha llevado a que los países se «financiarizen» cada vez más. Y alguien me podría decir: «…¿Pero esto de la financiarización es malo?» Pues a priori diría que no, pero opino que siempre habría que tener en cuenta de dónde venimos, para saber a dónde podemos llegar, y ponernos límites.
Pongo a continuación un ejemplo ilustrativo para explicar la financiarización. Supongamos que hay un individuo A que desea montar un negocio, o lo que sea, pero quiere dinero para empezar con las inversiones y todo lo que necesite. Por lo tanto, tiene dos opciones:
- Sacarse el dinero del bolsillo, cosa que para el común de los mortales no es accesible.
- Pedir préstamos por diferentes vías (bancos, gente conocida, etc.).
Entonces, supongamos que A, tan feliz con su idea, va al banco, y después de sudar sangre para presentar avales, argumentos, etc. consigue un préstamo. Podríamos decir: «Qué bien, A va a triunfar y va a conseguir lo que quiere, pagando lo que debe al banco en los plazos estipulados». Qué bonito, pero no acaba ahí. Pero la verdad es que el banco no está muy seguro de que tenga ese dinero, con lo que decide hablar con toda la red de bancos, pidiendo financiación porque tiene un proyecto nuevo que le va a salir super rentable. Y así vamos construyendo poco a poco una red de prestamistas y prestatarios que al final, ya no saben ni lo que negocian. Saben que es un préstamo, pero no tienen ni la más remota idea de qué implica.
De este modo, entre todas estas transacciones y los debidos intereses que todas las partes quieren obtener, nos alejamos de la economía real, del inocente A que quería montar algo tangible, para llegar a un mercado de bots informáticos y brokers que básicamente se dedican a especular con los activos que tienen entre sus manos, creyendo así que están haciendo «un favor» al dar mayor liquidez al dinero, cuando algunos de estos están programados (sí, tanto los bots como los brokers) para ganar una pequeña comisión por cada intercambio hecho. Y a esto, señores, se le llaman los «lobos de Wall Street». Patético.
Viendo esta realidad, lo que no sé es cómo puede ser que los mercados financieros tengan capacidad para aguantar durante tanto tiempo, pero lo que es cierto es que viendo la progresión histórica que ha habido, desde la «burbuja .com» tenemos una crisis cada 7-8 años, así que ya nos va tocando. Pero… ¿estamos preparados para aguantar otra embestida más de este tipo?
Si la crisis fuera porque hay escasez de producción, admitiría que no. Pero si algo intento en esta vida, es ser realista con un toque optimista, así que veo que hay una solución: compartir. Pero no compartir para ponernos medallas y decir: «Yo he donado más». No, digo compartir para subsistir.
Porque analizando la historia, podemos observar que la productividad de las personas ha ido incrementando:
- Por las mejoras tecnológicas y sanitarias de los trabajadores.
- Por la mayor educación de los trabajadores.
- Por la mayor optimización de tiempos de los trabajadores.
- Por el know-how adquirido al conocer otras culturas, otros métodos de trabajo.
- Etc.
Entonces, la pregunta que parece de perogrullo es la siguiente: «Oye, pero si todo va mejorando, ¿por qué somos más pobres en términos reales?». Básicamente, porque permitimos y fomentamos la desigualdad:
- Porque al rico le da miedo tener que vivir con 5.000 Euros al mes, en vez de vivir con 500.000, y para ello quitamos a otras 99 personas que podrían estar cobrando 5.000 Euros/mes.
- Porque encima, las diferencias se están agrandando.
Sí, las diferencias se están agrandando; la mejoría que está recibiendo la gente «pobre» no es comparable a la de la gente «rica». Para medir esta realidad, se utiliza el coeficiente o el índice Gini. Este coeficiente muestra la desigualdad en la distribución de la renta dentro de un país. Según la escala de Gini, 0 implica paridad total, 1 o 100% implica desigualdad total. Tal y como se puede observar en este enlace, el coeficiente Gini está rondando el 35%, con bajadas en momentos de crisis económicas, y con subidas en momento de bonanza. Es decir, da la impresión de que una situación de bonanza perpetua (que es lo que busca el capitalismo más feroz) favorece la desigualdad.
En fin, y nos podríamos preguntar por qué tenemos que seguir con este sistema, que no nos favorece a la gran mayoría de la sociedad. Pues la verdad, no hay gran motivo para justificarlo. De hecho, como decía antes, esta crisis no se va a caracterizar por ser una crisis de producción, así que tenemos dos opciones:
- Seguir con lo que actualmente tenemos. Total, a los humanos esto de los cambios nos da bastante miedete.
- Probar un modelo distinto; un modelo que sea sostenible (punto que estamos mejorando con el desarrollo de obtención de energía con nuevas vías) y que al mismo tiempo, consiga abastecer a todos. Un modelo que tenga en cuenta una Renta Básica Universal.
Algún lector ya se estará pensando que soy un comunista y que lo que estoy pensando ya se propuso y fracasó. Lo primero, destacar que no me creo un visionario ni nada por el estilo, y sé que esto ya se pensó. Lo segundo; estamos en un contexto totalmente distinto. Un contexto en el que estamos teniendo problemas porque no se consigue rentabilizar todo lo que se produce, no porque no se produzca suficiente.
Para acabar, quiero destacar que esto de la Renta Básica Universal se ha ido aplicando en distintos sitios de manera bastante experimental, y que ha resultado altamente favorecedor. Pero para esto, debemos estar listos para aceptar un cambio de chip; dejar de lado nuestra prepotencia inherente, y decir:
¿Realmente queremos un mundo mejor? ¿O queremos una situación personal mejor, nada más?
Os dejo una pequeña conferencia de Federico Pistono, un economista italiano que habla del tema, y que me resultó bastante interesante en este aspecto.