Escándalos y situación
Uber, además de relacionarse con facilidad, se ha relacionado asiduamente con escándalos. Ha habido muchos episodios de ellos:
- Travis Kalanick, ex-CEO de Uber, discutiendo con un conductor sobre el descenso del pago.
- Prohibiciones de nuevos coches de Uber y Lyft en Nueva York.
- Filtraciones de propiedad intelectual de Waymo por ingenieros de Uber.
Etc. Esto lleva a pensar que las empresas de transporte privado, con su negocio disruptivo, generan problemas.
No obstante, hay que destacar que Uber, al igual que otros negocios de ride-hailing, están renovando el mercado de la movilidad para hacerlo más accesible al usuario de a pie.
Según datos en su página oficial, Uber emplea a 16.000 empleados, y cuenta con una flota de 3 millones de conductores en todo el mundo. Así pues, la “plantilla fija” de Uber es el 0,53% de todo el conglomerado de personas que forman Uber.
Pero cabe recordar que, a pesar de que Uber sea el medio de transporte privado más mediático, no es el único en el mercado. También existen otros como Didi en China, Cabify, Lyft o Gett (que adquirió a la empresa Juno por 200 M $), lo que hace que el volumen de conductores dedicados a este tipo de negocio sea mayor.
Y, por lo tanto, tampoco es de extrañar que los taxistas hayan entrado en cólera. El motivo es sencillo: los competidores, que aparentemente ofrecen un servicio que es más preferido por los clientes, son la primera opción de las personas que buscan una solución de movilidad. Todo ello sin tener que pagar previa licencia de taxista.
A pesar de la evolución de las empresas del sector, cada vez los potenciales conductores miran con mayor recelo dedicarse a esta actividad. ¿Por qué?
Según un hilo de Quora, hacia 2014, los conductores de Uber recibían una mayor cantidad de dinero por cada trayecto realizado. No obstante, con el paso del tiempo y con la presión de la competencia, más gastos y comisiones se han ido añadiendo, lo que ha provocado que, para muchas personas, ya no sea tan rentable dedicarse a conducir Uber como profesión. Y un comentario similar se podría hacer sobre competidores como Lyft.
Posible futuro – “El viaje como servicio”
No obstante, a pesar de que el sector de transporte privado haya sido revolucionario, se puede pensar en la manera de generar disrupción en él. Y la verdad, con la tendencia incipiente a poder ver coches eléctricos y autónomos, se puede ver que habrá un serio competidor de estas aplicaciones: los propios fabricantes de vehículos.
Varias compañías están desarrollando funciones de auto-piloto (así como Tesla o Waymo), y se están aliando con fabricantes establecidos (por ejemplo, Waymo y Fiat – Chrysler) para poder ofrecer esta experiencia de conducción autónoma. En este caso, lo que se podrá pensar fácilmente será en ofrecer “el viaje como servicio”.
Es decir, no sería descabellado pensar que una persona tenga un coche y que este coche esté dando vueltas, de manera autónoma, generando ingresos pasivos para su propietario. Y tampoco sería descabellado idear que las empresas fabricantes de coches generen una vertiente de negocio para ofertar servicios como Uber, Cabify, Lyft o Gett de manera casi inmediata. Esto sería posible dado que ya poseen los coches y la tecnología para que se conduzcan – únicamente requiriendo de pasajeros.
Por lo tanto, esto cuestiona el modelo de negocio de las actuales aplicaciones de transporte privado. Porque, por tomar un ejemplo, en el caso de Uber, buena parte de los vehículos son propiedad de los conductores, no de Uber. Esto generaría 2 conflictos serios para Uber:
- Forzaría a Uber a realizar una inversión en inmovilizado bastante grande, para poder seguir abasteciendo al mercado que ya tiene.
- Tendría que deshacerse de una gran cantidad de conductores actuales de Uber, lo que daría pie a conflictos con ellos.
Aunque, haciendo una rápida reflexión, se podría pensar que están tratando de mitigar el segundo conflicto, ofreciendo menores incentivos para los conductores de Uber, y así haciendo que no lo consideren como una opción de empleo tan atractiva como lo fue en el pasado.
Finalmente, una última vertiente de conflicto relacionada con el segundo conflicto podría ser la del asociacionismo de los conductores. Aún no se ha generado una asociación o sindicato de conductores, pero vista esta tendencia, es posible que sea un movimiento absurdo.
Esto es así por el hecho de que este tipo de tecnologías están avanzando muy rápido, y para el momento en el que se consiga un conjunto de conductores que estén asociados de una manera más o menos coherente, el rol de estos dejaría de ser tan importante en este sector.
En resumen
Entramos en un momento en el que se puede ver cómo un sector que da de comer a bastantes personas tiene altas probabilidades de transformarse en pocos años, dejando a muchas personas implicadas desempleadas. Y esta no es otra seña más de la volatilidad que tiene la economía actual.
Volatilidad que parece creciente a medida que la historia avanza, y que posiblemente vaya a generar shocks recurrentes en el mercado de trabajo, salvo que no se empiecen a idear modelos de economía alternativa que sean capaces de contemplar (y evitar) este tipo de shocks.